miércoles, 1 de abril de 2015

Lecciones de humildad

Mery Vaca
@meryvaca

No es usual ver y escuchar al presidente Evo Morales ofreciendo disculpas como lo  hizo con Chile o esbozando una autocrítica como ocurrió tras el retroceso electoral que sufrió su partido en las elecciones regionales de este domingo. No es común, pero es bueno y hasta esperanzador que así sea, siempre que esa actitud sea sincera y que no sea únicamente producto del cálculo político.

El MAS ha perdido ocho de las 10  principales alcaldías del país y tres de las nueve gobernaciones, a lo que hay que agregar que en dos regiones debe someterse a segunda vuelta. En el peor escenario, el MAS se quedaría con cuatro gobernaciones y la oposición con cinco.

Esos resultados electorales son, sin duda, las mayores lecciones de humildad que ha recibido el presidente Morales en los casi 10 años que lleva gobernando Bolivia. Sin embargo, aún está por verse si esas lecciones han sido asimiladas por el Mandatario.

Estuvo acostumbrado a ganar por goleada y allá donde no podía con los votos, lo hacía con la fuerza de las leyes y de la justicia que, por lo general, se ajustaban a su medida. Y esa sucesión de triunfos hizo del presidente Morales un hombre poderoso, soberbio y autoritario. Los diferentes y los disidentes simplemente eran relegados, aplastados o, si bajaban la cabeza, eran cooptados.

Y estoy utilizando los verbos en tiempo pasado porque tengo la esperanza de que el Presidente capte el mensaje de estos resultados electorales y que inaugure una nueva forma de gobernar en la que perduren la autocrítica y las disculpas cuando éstas sean necesarias.

Aquellos que miran la realidad a través del cristal de intereses partidarios (tanto de oposición como de oficialismo) dirán que estoy pecando de ingenua, pero, al menos quiero darme esa licencia, por ahora; y solo por ahora.

No estoy entre aquellos que creen que el resultado electoral es plebiscitario y que ahora el presidente Morales carece del respaldo mayoritario que hace apenas dos meses le permitió jurar a su tercer mandato. Considero que el presidente Morales preserva el apoyo popular, sin embargo, la gente no lo quiere todopoderoso, por eso ha decidido que el poder debe ser compartido.

La gente ha castigado con su voto la corrupción, es cierto; pero también ha rechazado aquella forma de gobernar aniquilando al contendor, entre los que el presidente Morales ha ubicado a los medios de comunicación independientes, los que ahora se debaten entre la vida y la muerte porque no reciben ni un centavo de publicidad del Gobierno.

Si estos resultados harán de Evo Morales un mejor presidente, puedo ratificarme en la siguiente frase que lancé en Twitter: No está mal perder de vez en cuando, y no solo en la política, en la vida misma.

Tampoco creo que, tras las justas del domingo, la oposición esté lista para encarar un proceso nacional. Claramente, las corrientes que triunfaron en alcaldías y gobernaciones son diversas y dispersas. No existe todavía un proyecto nacional alternativo al del presidente Morales.

No estaría mal que, por ese motivo, las lecciones de humildad también llegaran a los ahora exultantes opositores.




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