Mey Vaca, periodista
Imagine
usted que tiene 19 o 20 años, que centenares de personas están pendientes de lo
que diga, que una decena de jueces implacables evaluarán cada una de sus
palabras, que al menos media docena de cámaras estarán llevando sus respuestas
al aire en vivo y directo para miles de televidentes. Y, a todo eso, agréguele
que en las últimas semanas se ha alimentado de piña para mantener la línea,
imagine que no ha dormido las tres últimas noches porque no pudo controlar el estrés,
y también piense que está vistiendo tacones de 20 centímetros, un vestido tan
angosto que no le deja caminar libremente y que lleva en la cara un maquillaje
que oculta su mejor sonrisa. Piense además que tiene que competir y ser la
mejor en medio de otras 20 chicas que están en las mismas circunstancias. Con
todos esos factores en contra, intente articular una respuesta coherente sobre
amor, relaciones humanas, sexualidad, política internacional o medio ambiente.
Y, como es casi seguro que no lo logrará,
sométase ahora al escrutinio del peor de los jurados: el público.
Eso mismo
está pasando con las jóvenes que el último fin de semana concursaron por la
corona de Miss Bolivia y que ahora son el hazmerreír de bolivianos y
extranjeros, porque el asunto llegó a la televisión mundial.
Ya estaría
bueno que dejemos a un lado la crítica fácil y que intentemos colocarnos en los
zapatos con tacones de 20 centímetros que ellas lucen para destacar.
Los
concursos de belleza no deberían existir porque denigran a la mujer y la
exponen, en una especie de subasta, a los ojos de hombres que quisieran
tenerlas en su cama y de mujeres que tienen listos venenosos comentarios para
destrozarlas a su paso por la infame pasarela que, para colmo de males, está
diseñada con gradas, muchas gradas.
Pero, este
texto ni ningún movimiento feminista hará que Gloria Limpias o Donald Trump
abandonen su negocio. Por lo tanto, tendremos que convivir con los concursos de
belleza. Como es una realidad contra la que no podemos luchar, al menos
podríamos pedir que se elimine el sector de las preguntas porque asistimos a un
concurso de belleza y no a unas olimpiadas de de inteligencia o de oratoria.
Totalmente y enteramente de acuerdo
ResponderEliminarEstas en lo cierto.
ResponderEliminarOh!!! pobrecitas...
ResponderEliminarSi quieres celeste... que te cueste...
En primer lugar, si estas bellezas saben que a todo ello se van a someter, es porque asi lo quieren; seguramente prima en ellas el deseo de mostrarse al mundo; por lo tanto a quienes nos gusta ver "esas bellezas" producto de la naturaleza humana, también esperamos ver mujeres que son ciudadanas de un país y también mujeres que son habitantes de esta hermosa tierra, es asi que esperamos que tengan el mínimo criterio sobre -por lo menos- alguna problematica del pais donde habitan y del planeta al que pertenecen.
ResponderEliminarcreo que cuando hablamos de belleza de la mujer, no solo nos referimos al aspecto físico, sino una belleza integral, y creo que si uno desea concursar debe prepararse en todos los aspectos.
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